Desde muy pequeñita, Nana ha disfrutado de la música. A sus 5 años me pidió un reproductor de mp3 que tuvo un tiempo de vida muy corto, luego fue un teléfono y luego otro reproductor portátil. En aquellos tiempos estuvo de moda la película High School Musical, cuyas coreografías dominaba a la perfección junto con su primo.
Hoy en día está de moda la banda inglesa One Direction, de quienes conozco ya todas sus canciones al derecho y revés, de manera involuntaria. Lo verdaderamente padre del asunto es ver cómo va creciendo mi hija y este video me recuerda los muchos otros que hemos grabado mientras conducimos por la ciudad, una práctica personal, ocasional y espontanea que no dejaré de disfrutar y atesorar.
Al llegar a la casa, salimos a pasear con Foster y jugamos al badminton, después regresamos y me invitó a bailar con ella en la terraza. Se nos unió Jimenita y la fiesta estalló de manera divertida. A ojos de extraños me vería ridículo, pero como la improvisada fiesta resultó privada, pudimos desahogarnos y hasta Emiliano se animó y nos compartió un par de pasos que calificaría como audaces y ultra-modernos. ¡Qué divertido resultó! Lo repetiría todas las veces que me sea posible.
