En estos últimos días sin conectivcidad, resulta difícil no tomar un libro para "matar el rato". De visita en Puebla, con temperaturas que aunque se aproximan a las de tierras aquicalidenses, el calor y bochorno de la noche no me permite cerrar los ojos por más de 10 o 15 miunutos.
Durante el día había aprovechado el tiempo leyendo esa novela "2012" que comencé y dejé hace un par de meses. Hoy tuve el tiempo de recordar por qué me había gustado tanto.
Al llegar la noche, tuve la plática acostumbrada con mi tío, él parece un poco inseguro sobre su proyecto de fé y yo opino y debato con argumentos que lo dejan callado durante lapsos cortos. Al final, igual que nuestras pláticas de hace 8 años, sus silencios entre nuestras conversaciones se hacen más prolongados hasta que los corona con ronquidos que me causan mucha risa. Así fue que encendí la computadora y busqué aquel archivo de respaldo que tengo del libro "La Fortaleza Digital" y comencé una nueva lectura.
El calor de la noche me permitio terminar los primeros 26 emocionantes y cortos capítulos. Eran las 05:00 hrs y así decidí encender un cigarro, observar las estrellas y luego ir a descansar. Cuando el calor de la mañana me despertó, no sentí hambre, pero si tenía un poco de ansiedad por continuar la lectura. Al final decidí que podría leer a Brian D'Amato durante el día y a Dan Brown por la noche, al menos por los días que restan de visita.
La reflexión que me deja esta experiencia es recordar que debo integrar la lectura a mis actividades de manera más metódica. En unos días más, cuando esté de regreso en Aguascalientes, así sucederá.