De la indiferencia y los elevadores.

27/10/12
Sucede algo curioso y digno de analizar en aquellos elevadores, ascensores, montacargas o cualquier otro sinónimo que sirva para describir a las plataformas de transportación vertical. ¿Han notado el comportamiento inconsciente de los usuarios que abordamos un elevador?


Me refiero a la geometría que se produce basada en el lugar que cada pasajero toma durante su trayecto. Si abordan dos personas se posicionarán lo más distantes posible, tres personas formarán un triángulo equilátero, cuatro un cuadrado, con cinco personas la última de ellas se ubicará en el centro.

Otra de las cosas que suceden en estos transportes es la indiferencia, casi no existe el contacto visual, unos miran el teléfono, otros su reloj o el tablero numérico, las miradas hacia el techo o hacia el suelo, todos están convencidos de que la actividad más importante a realizar en un elevador, es ejercer la indiferencia. Todo esto termina cuando las puertas se abren, al salir cada pasajero siente un poco de relajación y deja atrás su actuación.

Pensaba que quizá los elevadores tengan mucho que ver en el comportamiento social moderno, y es que a veces parece que el efecto "elevador" nos ha contaminado porque llevamos esa indiferencia desde el elevador hacia todos nuestros destinos y en todas nuestras actividades. Vemos el reloj con más frecuencia, miramos al suelo para escondernos, nos distraemos viendo la televisión o usando el internet e incluso miramos al cielo para hacerle preguntas a él o los de arriba, en fin, vivimos estresados.

¿Cómo seria la sociedad si dejásemos que nuestra indiferencia no pasara de las puertas de un elevador? Si fuera creyente, estaría seguro de que el diablo vive en los elevadores.

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