Hace diez y seis días que los mexicanos asistimos a las urnas para ejercer nuestro derecho al voto. Tras un singular periodo de campañas electorales, las sorpresas en el ámbito electoral no dejan de ser noticia. Transas, corrupción, ilegalidad, guerra sucia, fraudes, incongruencias, y muchos otros temas dignos de una novela de Dan Brown, son el contexto en el que la política mexicana nos tiene sumergidos. Pero ¿cuál es la perspectiva actual y a futuro de la democracia en México?
Al encender la televisión y sintonizar los noticiarios, encontramos a la fecha cuatro temas fundamentales sobre la política en nuestro país:
- El PRD continúa gestionando los recursos legales a que tiene derecho para impugnar las elecciones presidenciales.
- El PRI sostiene que ha respetado el marco legal en todas las prácticas ejercidas durante la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto y ejercerá todos los recursos legales para demostrar que han ganado las elecciones por las buenas.
- El PAN no termina por definir una postura clara sobre la sucesión presidencial, hecho que refleja las fracturas internas con que cuenta actualmente el partido, una desorganización total.
- El descontento social ha provocado que grupos y/o movilizaciones ciudadanas salgan a las calles a manifestar sus diferencias e inconformidades sobre el actuar del PRI, desleal, corrupto y deshonesto, durante las campañas y día de los comicios electorales.
Se ha mencionado que estas elecciones han sido las mejor vigiladas y documentadas en la historia de México, pero cabe señalar que esta vigilancia corresponde a la participación ciudadana y no a la de las autoridades electorales.
Bajo este contexto, los principales informadores y medios en nuestro país han hecho coro al señalar a Andrés Manuel López Obrador como el principal responsable y promotor del descontento social en nuestro país, hecho que me parece una exageración que deja la objetividad de lado. Considero que el PRD está haciendo uso de las herramientas legales que todos los partidos han ayudado a construir en beneficio de la democracia de nuestro país.
El recurso del re-conteo conocido coloquialmente como "voto por voto" ha sido un triunfo que nos beneficia a todos sin importar partidos o simpatías políticas, lo mismo sucede con las modificaciones a la ley electoral en materia de impugnación. El hacer uso de las herramientas legales es un derecho y reafirma la legalidad, contrario a lo que sería no ejercerlos.
Creo que una de las perspectiva que escapa a la objetividad de las noticias nacionales, es el hecho de que mucho del descontento social tiene su origen en las irregulares prácticas del PRI durante la contienda presidencial. El derroche de dinero estuvo a la vista de todos, desde los gastos de publicidad, logística y traslado de los equipos de campaña y con los oscuros y pantanosos casos de Monex, Soriana y HSBC que aún se encuentran en serias dudas legaloides.
Por otra parte, es de muchos sabido que algunos gobiernos priístas aprovecharon sus posiciones de poder para el apoyo a la campaña política presidencial y otras locales, utilizando recursos humanos, monetarios y en especie para coaccionar el voto. Esto último lo conozco por amigos y familiares que laboran como servidores públicos en Gobiernos Estatales de tres estados. Prácticamente fueron obligados a participar en las campañas en horarios laborales y extra-laborales para repartir despensas alimenticias que incluían billetes de $200.00 pesos y artículos promocionales con estampados de Enrique Peña Nieto, de no colaborar se verían en riesgo de perder sus empleos. Difícil de creer en nuestros días pero así sucede, y es que cuando te ves amenazado con perder el trabajo, resulta dificil denunciar esta situación y renunciar a la estabilidad familiar. Además "las encuestas decían que EPN era el favorito indiscutible" y siendo así ¿para qué me la juego?
La situación política por la que pasamos deberá traer mucho trabajo legislativo en materia electoral, los temas desde hoy se pueden poner en las mesas de trabajo: Regular, vigilar y sancionar medios de comunicación, encuestas y gastos de campaña, todo bajo la idea de que la sociedad exige que no es posible tolerar procesos electorales apoyados con prácticas desleales y que al final de un caro, largo e incierto proceso legal concluya sólo con una multa, que por más estratosférica que resulte, nos deja con una penosa "imposición de gobernantes" que tiene que ver más con lo económico que con una propuesta de gobierno que nos convenga a todos.
Lo que se está construyendo dentro del caos político post-electoral y las diferencias partidistas es precisamente nuestra democracia.